
El Coaching apareció en mi vida como jugando, por coincidencia. Desde entonces
cuanto más entro en este mundo fascinante más me siento en mi terreno.
Encuentro una conexión entre el Arte y el Coaching, para mi muy clara. La
expresión artística es asunto del corazón, de la emoción. La técnica, el oficio
puede ser aprendido y es de hecho necesario, pero la obra de arte nace del lado
derecho del cerebro. El Coaching toca esa misma emocionalidad, que es desde
donde nace el cambio verdadero. La voluntad es el punto de partida, el darse
cuenta, la interiorización, el contacto con la emoción verdadera es lo que nos
da la fuerza para realizar acciones diferentes que nos lleven a lograr
objetivos.
Así mismo podríamos hablar de un Arte del Coaching donde el Coach, más allá de
las herramientas y técnicas, se expresa desde su propio corazón y entiende y
acompaña al Coachee en su proceso de cambio.