Feliz día mamá
Mamá, mamá, mamá… decimos muchas veces al día cuando somos pequeños y cuando somos mamá escuchamos “mamá” mil veces al día. Asi, nuestro contacto con la vida pasa por nuestra madre. Cuando somos adultos revisamos nuestra relación con la madre y nos damos cuenta que cambia y muchas veces surgen reclamos, juicios, desacuerdos.
Hellinger dice “madre, vida, abundancia es la misma energía”. Refiriéndose también a la abundancia de vida. Una madre suficientemente buena es suficiente para ser feliz en la vida, decía Freud. Tomar a la madre tal como es sin tratar de cambiarla, sin ningún reclamo, es lo que recomienda la filosofía de las constelaciones familiares. ¿Y cómo hacerlo? Soltando nuestros juicios y expectativas, dejando de sentir que hubiera podido ser mejor, si algo hubiera sido diferente. Y esto es un proceso de reflexión, de consciencia y de decisión.
Si bien el día de la madre tiene una fuerte connotación comercial es una
oportunidad para reflexionar y celebrar la vida y a todas las mujeres, madres o
no y a la propia madre.
¡Feliz día de la madre!
Un texto de Bert Hellinger:
-Como mirar a Nuestra Madre
Nuestra madre fue niña una
vez, igual que nosotros. Tuvo padres, nacida en una familia determinada, con
sus destinos particulares, que a ella la han afectado y formado. A veces,
alguien murió demasiado pronto, tal vez la madre o el padre o un hermano. O quizá
estuvo alguien muy enfermo y todos se han preocupado. De niña ella también se
preocupó y quizás dijo: estoy dispuesta a hacerme cargo de esto para que a otro
le vaya mejor. Ya de niña fue acarreada por un destino ajeno.
Así, la miramos. Y de repente nos percatamos de lo
siguiente: nuestras expectativas o nuestras pretensiones con respecto a ella
ignoran por completo lo que su alma ha movido, lo que su alma ha tomado de ella
a su servicio para otro propósito. ¡Qué extraño resulta entonces el exigir y
desear interiormente, y decirlo también, que ella esté totalmente aquí para
nosotros, que no piense en nada más que en nosotros! ¡Qué pobres somos pues en
nuestra alma! ¡Qué alejados del amor y de la felicidad!
Lo primero que nos queda
por hacer es mirar a nuestra madre cómo a una mujer corriente con una historia,
con una larga historia por parte de su familia. Esta historia la ha hecho
humana, es decir imperfecta y justamente esta imperfección la hace especialmente
bonita y simpática.
El comienzo de la felicidad
es poder ver a nuestra madre con su humanidad y quererla tal como es. Entonces
prácticamente nada se opone más a la felicidad.
Esto es el comienzo de la
felicidad que permanece.
La madre es la relación
divina más grande para nosotros, no tiene la menor importancia como sea ella.
Cómo madre es una revelación divina y nosotros nos quedamos frente a ella con
devoción.
¿Cuál es su rostro?
Es el rostro de DIOS
El rostro de de la vida
detrás de nuestra madre es el rostro de Dios.
Ambas, la vida y la madre,
son una grandeza inconmensurable.
Y nosotros como criaturas,
en sintonía con nuestra madre y con la vida, nos hacemos grandes, con una
grandeza indoblegable en el AMOR
En el amor grande…
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