Bert Hellinger plantea
que para que haya orden y equilibrio en los sistemas familiares es necesario
que se respeten tres principios
fundamentales.
1. El principio de pertenencia. Todos y
cada uno tienen derecho a pertenecer a su sistema familiar. Cuando excluimos a alguien estamos excluyendo
parte de nosotros mismos.
Todos
tenemos necesidad de pertenecer a
nuestro sistema familiar y sentirnos incluidos. Pueden existir razones para excluir, por
ejemplo, al que hizo algo que va contra las reglas del sistema. Por ejemplo antes
se excluía a las mujeres que tenían hijos sin casarse, a los homosexuales, a
los que no seguían los códigos familiares.
El delincuente, a pesar del delito cometido, sigue perteneciendo a la familia. Cuando hay alguien excluido todo el sistema
sufre y lo más probable es que se produzcan implicancias. Estamos implicados en el destino de personas
que desaparecieron de nuestra familia porque se les olvidó o se les
excluyó. Al hacer la constelación y poner en orden el sistema los
asuntos pendientes empiezan a solucionarse. En una constelación
familiar surge a la luz a través de los representantes quienes son los
excluidos y como se pueden reintegrar en la familia, así se alivian los
miembros del sistema.
2. El principio de jerarquía. En un
sistema los que estaban primero tienen prioridad sobre los que llegaron después. Esto es fundamental y también aplica para las
parejas anteriores. Aunque no haya habido
unión formal, si hay un hijo, la pareja
anterior tiene un lugar en el sistema, el lugar que le corresponde. Por ejemplo, si una mujer ha tenido un hijo
con su primera pareja y luego se casó y tuvo tres hijos. Así como su primer hijo es el mayor de los
hermanos, la primera pareja tiene el primer lugar y el marido tiene el segundo
lugar. Lo mismo si ha habido un aborto, espontaneo o provocado, el bebe no
nacido tiene su lugar entre los hermanos. Al reconocer esto se restablece el orden.
3. El principio del equilibrio entre el dar y el tomar. Tomar es distinto de
recibir, al tomar uno se apropia de lo que le es dado, el recibir es un acto
pasivo. En todas las relaciones tiene que haber un equilibrio entre el dar y el
tomar. Se rompe el equilibrio cuando se da mucho y se toma poco o nada. El que toma mucho se agranda y quita dignidad
al otro. Se rompe también el equilibrio cuando no se
quiere tomar porque no se quiere asumir el compromiso y estar en deuda.
Entre
padres e hijos es distinto, los padres
dan la vida y eso no tiene compensación.
El agradecimiento es tomarla y reconocer a los padres como más
grandes. Me quedo con la vida y los
honro por eso.
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