martes, 14 de marzo de 2017

SOBRE LA VOCACIÓN



Unas líneas que escribe Joan Garriga sobre la vocación,  que nos dicen que a veces es bueno no saber y dejarse guiar, sin embargo no tener una misión definida tiene sus bondades… nos da un sentido de ligereza:
A algunas personas les cuesta orientarse en momentos clave de la vida, les cuesta permanecer en el no saber, esperar, saber no saber, aguardar la señal que indica el norte; y, cuando saben, no siempre les resulta fácil poner toda la carne en el asador, tomar la determinación debida, arriesgar y tensar el arco. En el ámbito de la profesión y la vocación, hallamos que algunas personas tienen una clara propensión hacia lo que las mueve, y lo reconocen claramente; no pueden hacer otra cosa, a riesgo de sufrir. Están tocadas por una misión y un talento: la música, la biología, el arte, la medicina, la construcción, la jardinería... Tales personas cuentan con la ventaja de que no pueden hacer más que lo que constituye su vocación, y si no lo hacen pagan un alto precio en frustración y amargura. Otras, en cambio, no tienen una vocación definida ni una misión fija, lo cual conlleva desventajas, pero también ventajas, como la de que pueden hacer muchas cosas distintas, en un abanico flexible y plural, y no se sentirán tan fácilmente frustradas (sólo perdidas o desorientadas a ratos). Sin embargo, nunca sentirán con fuerza la bendición de ser arrastradas por ese movimiento irresistible en el que parece que la vida toma las riendas hacia una inapelable vía, y no queda otra que rendirse a ella y aceptarla. Quienes viven su vocación y dejan de resistirse y se entregan a ella, lo viven como una bendición y un servicio. Se sienten guiados. Y quienes no experimentan una vocación y una misión definida pero asienten a ello, quizá no se sientan tan guiados, pero se experimentan favorecidos, libres y ligeros.”

Joan Garriga
Del libro "La llave de la buena vida"

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