Hace poco, escuchando a Silvio Rodriguez me encontré con esta frase
y la letra de la canción tuvo otra dimensión para mí.
Lealtades, como escribía hace unas semanas. Somos
leales a los nuestros más allá de lo que sabemos. Consideramos que solo si seguimos siendo
como fueron nuestros anteriores, pertenecemos; creemos que no merecemos ser más felices de lo
que ellos fueron. Cuando en realidad los
padres, salvo raras excepciones, desean y esperan que sus hijos vivan mejor que
ellos.
Sin embargo, el hijo siente que
no puede superar al padre, que no puede triunfar si el padre o la madre no lo
hicieron, siente que no puede tener una buena relación de pareja si alguno de
sus padres lo abandonó, por ejemplo. En algunos
casos una hija se siente desorientada en su profesión si la madre no tuvo éxito
en su emprendimiento o trabajo. Lo mismo sucede en caso de grandes pérdidas en
generaciones anteriores de la familia, los nietos, por ejemplo quiebran un
negocio floreciente para seguir al abuelo que también quebró o que fue
estafado. Cada familia es única en sus lealtades.
La conciencia es como una luz que
ilumina el conflicto, la dinámica oculta que propicia estos bloqueos y fracasos. En el trabajo en constelaciones en primer
lugar descubrimos estas dinámicas y las frases sanadoras nos liberan de las
promesas y mandatos que asumimos en el alma.
Decirle a los ancestros: “bendíganme cuando sea feliz, aunque ustedes
no lo fueran tanto” “Por favor mírenme
con buenos ojos cuando triunfe en mi empresa, igual pertenezco y soy uno de
ustedes”