jueves, 21 de julio de 2016

OBSERVAR



Observar es la clave para entrar en el presente. 



Observarlo todo, lo que nos rodea, sentir los sonidos, distinguirlos, las miradas de las personas, los colores y sobretodo observarse a uno mismo, las propias reacciones, los pensamientos, las emociones.  Quedarse en silencio y sin juzgar sentir la emoción que  se siente.

La emoción siempre viene acompañada de una sensación corporal.   Una mirada, un gesto en la boca, un tono de voz.   El cuerpo muestra la emoción verdadera, la emoción del alma y tal vez la mente trata de esconderla o reprimirla.   Es haciendo contacto con el propio cuerpo que podemos reconocer lo que sentimos y sentirlo.

Aunque que lo sepamos y a conciencia queremos esconder, no se puede. Es posible engañar a otros pero no a nosotros mismos.   Esto también nos ayuda a la comunicación con otros.  Entender cómo cuando el otro cierra los ojos es que hay algo que no está queriendo ver, o cuando se pasa la mano por la cabeza tal vez se siente inseguro.  



Observar sin juzgar nos lleva a otro nivel de conciencia donde podemos acercarnos a la realidad exterior de otra manera. 

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