Estar en sintonía con el mundo es aceptar la
realidad como es. A todos como son. Todo lo que es tiene derecho a ser
tal como es.
Para lograr tal sintonía con el mundo, con la
vida tal como es, la reflexión y reconciliación empieza por tomar a los
padres tal como son, los hechos tal como fueron. Una y otra vez. En este
sentido se trabaja como con capas de cebolla, nuestro inconsciente va soltando
la información que podemos procesar. Y es por eso que es un proceso.
Rechazar algún aspecto de la vida nos lleva a
pensar que algo de nuestros padres estamos rechazando, de los abuelos o estamos
en resonancia con algo inconcluso de alguien en el sistema familiar.
Tal vez quisimos que algo hubiera sido diferente. Cuando el
rechazo es permanente puede llegar a producir enfermedad. El cuerpo
acumula las emociones no procesadas.
Un ejercicio práctico es preguntarnos. ¿Donde
está mi pasado? Miremos por encima del hombro y tal vez lo veamos.
No está aquí, es una idea, es la historia que nos hemos contado. En
realidad está en nuestra mente y en el cuerpo. El seguir pensando en lo
que no fue, en lo que faltó. Es como estar viviendo desde las heridas, lo
que hace que no podamos estar en el presente. El pasado ya paso...
y si, soltarlo requiere primero mirarlo, ponerse en paz con él para poder
dejarlo ir. Es una decisión adulta.
Frase que nos ayuda: gracias papa, gracias
mamá, lo que me dieron fue suficiente, del resto me ocupo yo. Las
palabras tienen fuerza y al repetirlas, aún sin sentirlas, van tomando forma en
el corazón.
Muy bonito y muy importante. Dejar ir y ocuparse del presente. Como dices, es una decisión adulta.
ResponderEliminarCeci ... muy pertinente artículo ,..Justo ahora cuando tenemos la edad perfecta para mirar hacia atrás y construir sobre eso , para poder enterdernos y mejorarnos y así ayudar a nuestros seres queridos ... incluso podremos ayudar a mucha gente ...cómo lo haces tú
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