La fuerza de un equipo radica en
maximizar el talento de cada uno de sus integrantes; para esto es necesario que
cada persona que participa del equipo se sienta involucrada, responsable, casi
indispensable (aunque sepa que no lo es tanto).
Como se dice coloquialmente “que tenga la camiseta puesta." De esta
manera se logrará que "la inteligencia del equipo supere la inteligencia
de sus integrantes", como dice Peter Senge*
En una empresa donde se dialoga
democráticamente, donde cada participante sabe todo lo que necesita de la
gestión de la empresa, se siente acogido
y respetado. Así mismo siente que su colaboración será valorada, entonces cada
persona dará lo mejor de sí misma en beneficio del equipo; la visión compartida
será tenida en cuenta en el desempeño diario y el liderazgo hacia los objetivos
será sostenido en el tiempo.
Así,
miembros de la empresa identificándose con el propósito de la empresa, se
sienten sujetos de confianza, esta confianza genera autoestima, que es
fundamental para automotivación que a su vez redunda en valor para la
organización.
En lo que respecta a la vida personal se trata de recibir con una mano y
dar con la otra. Cuando descubrimos algo que nos es útil, que en sentido
amplio nos ayude a mejorar algún aspecto de la vida, es generoso estar abiertos
a compartirlo. Interiorizar el concepto
o la experiencia y luego compartirla para que el otro aprenda, tal vez sin
esfuerzo, lo que uno aprendió. Sucederá
muchas veces que habiendo aprendido algo la vida nos presentará casi
inmediatamente alguien que comparta con nosotros el problema y compartiendo nuestra experiencia el otro
podrá encontrar su solución. Mientras mas conciencia tengamos de esto más
evidente se hará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario