Einstein, con respecto al tiempo, afirmaba lo
siguiente: “El tiempo no existe lo hemos creado los humanos para no confundirnos” también decía: “el tiempo existe para que no ocurra
todo a la vez”
Diciéndolo de otra manera: en el cerebro hay
dos tiempos, dado que cada hemisferio tiene su tiempo y su ritmo. El hemisferio izquierdo se rige por
el tiempo lineal: pasado, presente y
futuro; el hemisferio derecho es
atemporal: recordamos con la misma intensidad lo que sucedió ayer que lo de
hace un año, dos o diez, recordamos lo que vivimos aquí o en alguna otra parte
del mundo con la misma claridad. Es más,
también podemos recordar con la misma intensidad una película, un libro, un
sueño.
El
problema se suscita cuando confundimos ambos tiempos. Cuando una persona que tiene clara esta
división se encuentra con alguien que confunde los dos ritmos y por lo tanto piensa , por ejemplo, que el
tiempo de una cita es elástico, le da lo
mismo las 10.00 que las 10.45 am. Lo que
genera más de un conflicto. En un caso
similar, puede suceder que cuando
asistimos a una reunión de varias personas, las que llegan puntuales, que
muchas veces han hecho esfuerzos para lograrlo,
tienen que esperar con “tolerancia” a los que no llegan a la cita. Me pregunto: ¿Qué ganan estas personas conocidas
como “impuntuales”? ¿Qué pierden?
Son preguntas que no nos hacemos y que les planteo como una reflexión.
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