lunes, 5 de mayo de 2014

SOLTURA Y CONTROL


Todo el que ha realizado algún deporte, cualquiera que sea, individual o de equipo, sabe que no se gana un partido de fútbol,  pensando que lo importante es jugar… Es cierto, es importante jugar pero no nos engañemos: si juegas es para ganar.  También es verdad que  si juegas solo pensando en ganar vendrá la ansiedad y la tensión, y probablemente perderás el partido.  Es paradójico.

En el arte  es igual,  “soltura con control” nos decía Leslie Lee, mi querido maestro,  cuando estudiaba pintura en su taller.  Al abordar la tela en blanco,  me ha pasado que estoy segura de lo que quiero hacer y decido hacerlo. Pero llega un momento en este proceso  en el que debo parar y reflexionar.  Si decido insistir en lo que quiero, tratando de controlar, echo a perder el trabajo. 

Me pasó una vez en particular con un cuadro de formato cuadrado que quería fuera todo en distintos tonos de blanco. No salía insistí, insistí y nada, hasta que empecé a oscurecer los colores y quedó todo en tonos de grises…y estuve tranquila, supe que así tenía que ser.

En momentos así,  confirmo que tengo que parar para dejarme llevar, no soy yo la que decide por dónde va el pincel, ni que colores usar.   Es “lo que pide el cuadro.”    Cuando empezaba a pintar y oía este tipo de frases pensaba que era cuestión del argot de los artistas.  ¡Más no!  Es verídico.  Es el famoso estado de flujo del que tanto se habla y al que accedemos sin darnos cuenta y donde habiendo conciencia de uno mismo no hay conciencia del tiempo.  

Estas dos situaciones, en el deporte y el arte, se repiten en otros ámbitos de la vida.  Por ejemplo en el trabajo, donde el conocimiento nos proporciona el control y el actuar, fluyendo con confianza nos da la soltura necesaria para lograr los objetivos que nos propongamos. Lograr el equilibrio entre uno y otro es una meta que hay que ir conquistando día a día.

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