lunes, 26 de mayo de 2014

YO FLUYO NO MÁS


Imaginemos un día de playa, que rica sensación… el sol, la arena, el mar, buena compañía, algo que quite la sed y el hambre…  fácil fluir así.


Cuánto nos costó llegar a la playa es otro cantar.   Programar el día, preparar las cosas, soportar el tráfico.  Ya empezamos a hablar de control y no de flujo.

Qué quiero decir con “control” 
Querer que todo salga bien,
Querer que sea como tú quieres,
Esperar que el otro llegue puntual, cuando sabes que no lo hará,
Pensar que tu manera de hacer las cosas es la mejor.

En fin, creer que organizar todo es ser líder, es a veces confundir el liderazgo con el ser controlador.   Cosa que a nada bueno conduce.  

Fluir se trata más bien de tomar las cosas como vienen,  aceptarlas y tomar las riendas. En palabras de Bert Hellinger “decirle sí a la vida tal como es”  y de ahí, fluir.  Por supuesto no quiere decir que debemos sentarnos a esperar que el devenir de los hechos transcurra y sólo observar, pero si moldearnos a las circunstancias si éstas cambian inesperadamente y hacer lo mejor posible con lo que se presente.  


Fluir por lo tanto debe acercarse a ser capaces de adaptarnos a los cambios, ya que el cambio es lo único constante.

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